Cuando Conectas y Surge La Chispa

Una de las sensaciones más gratificantes como lectora de cómics es cuando eres capaz de conectar con un autor en concreto. A todos nos gustan decenas de escritores y artistas, pero muy pocas veces sientes que ambos estáis en la misma onda. Como si sintieras que todo lo que escribe está hecho por y para ti. Que toca los problemas y preocupaciones que a ti te interesan; que es capaz de llegar a tu interior. Ahí muy pocos son capaces de jugar en esa liga, y menos aún mantenerse. Que la mayor parte de su bibliografía se conviertan en imprescindibles personales es muy meritorio. Pero esta simbiosis autor-lector no se produce por arte de magia.

Para conseguirlo, el artista debe tener los pies en la tierra. Gracias a eso será consciente de la problemática social que hay en su ambiente y que podrá reflejar correctamente. Y también importa no ser un divo o un cretino, sino rodearte de aquellos que compran tus obras y saber qué piensan. Con esto no me refiero a que corran como desesperados a cumplir con los reclamos de cualquier twittero aleatorio o a los haters. Un buen autor sabe quién es su público potencial y hacia quiénes quiere dirigirse. Si estás alejado y aislado de la gente, es imposible conectar con ellos. Puedes tener mucho talento, pero a veces eso no es suficiente. A veces también hay que saber conseguir transmitir lo que quieres y que a la gente le llegue tu mensaje, lo que buscas representar.

Y otra de las claves fundamentales es que tenga una fuerte ideología. Sí, lo vuelvo a repetir. Que tenga una fuerte ideología. Voy a poner un ejemplo. Cuando llueve, no es lo mismo si chispean cuatro gotas que si llueve en condiciones. Puede que en el primer caso ni te enteres que esté lloviendo, porque no te traspasa. Esto es lo mismo. Todos los cómics tienen ideología. Quien diga que no miente. ¿Me vas a decir que la Patrulla-X no tiene una ideología progresista y reivindicativa? Porque si me vas a negar esto, permíteme decir que no te has enterado de nada. ¿Spiderman no tiene una ideología? ¿Un chaval de clase media pluriempleado que vive de alquiler en un cuchitril y que tiene que ayudar económicamente a su tía porque en Estados Unidos no hay ni pensiones ni sanidad privada? Y todo esto con todos los superhéroes. Y ya ni hablemos de obras de autor. Todo, en menor o mayor medida, incluye la mentalidad de su autor. Pero solo los que se atreven y se lanzan sin esconderse son los que llegan al público.

Volviendo al caso de los superhéroes, cuando más he desconectado con ellos leyendo un cómic es cuando solamente me muestran una sucesión de acción y puñetazos. Vale, muy chulo e impresionante, pero a los 10 minutos me habré olvidado. Prefiero ver a los protagonistas interactuando, con debates y conflictos emocionales... Si ya nos vamos a los tebeos de autor, alejado de tener que encorsetarse en un personaje ya definido y del que le queda poco margen de maniobra (¿por qué créeis que Tom King coge a los olvidados de DC?), busco que me muestren una parte de ellos mismos. Que se abran en canal ante nosotros y nos enseñen una parte de su alma. Un perfecto ejemplo para mí es la obra de David Rubín.

No es solo talento. También es necesario tener garra, corazón, valentía, pensamiento propio, conocer a tu lector... Estas son las claves del éxito. Y es entonces cuando ganarás a un aficionado que te seguirá durante toda su vida; porque le has mostrado con tus viñetas lo que necesitaba. Gracias a esos autores que le ponen alma y pasión, que no se toman su trabajo como algo mecánico y rutinario, que nos aportan mensajes, momentos y lecciones que atesoraremos para siempre y que nos ayudan a ser mejores personas.

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