Respetar La Industria Para Que Sea Respetada

Os prometo que me gustaría escribir alguna recomendación, pero es que cada día me surgen temas de debate que me gustaría exponer. Soy una caja de anécdotas. El caso es que hoy, mientras estaba trabajando, mi madre me ha enviado un mensaje diciendo que me había llegado un paquete. Haciendo memoria, no recordaba haber pedido ninguna copia de prensa ni había comprado recientemente. Así que le dije que lo abriera, ya que sentía bastante curiosidad. Lo que me encuentro es nada más y nada menos que esto: un original de Bruno Redondo firmado, con su certificado de autenticidad y una copia americana del Nightwing #79 también autografiado. En un principio me quedé baboseando, pero luego pensé: "eh, espera, esto cuesta una pasta (150€) y no recuerdo haber pagado nada por esto". Tras descartar la opción de regalo de cumpleaños ahora que se aproxima (el 6 de febrero, por si necesitáis saberlo), me quedó claro que hubo una confusión.

Sé perfectamente que si no hubiera dicho nada, la empresa que me lo envió ni se hubiera enterado. Y yo tendría esta maravilla en mi colección. ¿Pero a qué coste? Esto hubiera sido robar. ¿Y con qué cara voy a poder hablar de defender los derechos de los autores y apoyar la industria del cómic hurtando originales? Nada más me enteré, le dije a mi madre que lo volviera a empaquetar, me puse en contacto con la empresa y en cuanto llegué a casa me fui a Correos. Si queremos que la gente ajena respete nuestro medio, nosotros somos los primeros que debemos respetarlo. 

Y es aquí cuando quiero ir a una cosa que he leído en Facebook de un autor, que ha afirmado que el cómic requiere menos comunismo y más capitalismo y que para ello deberían salir los futbolistas anunciando obras en vez de espumas de afeitar, que habría que pagar a streamers para que promocionen cómics y forrarse para sus Ferraris y tributar en Andorra o que se necesita a un tiktoker tirándose en paracaídas desde un avión a 600 metros de altura con el cómic entre los dientes, que se descuajaringuen las hojas y caigan a tierra, que se tome una bebida energética y luego le pegue un puñetazo a la cámara. Después salta en otros comentarios con temas como establecer un precio máximo de los tebeos que no supere los 5€ y nacionalizar las grandes editoriales. Que está bien que se hable del noveno arte en RTVE o La Ser, pero que nuestro objetivo es El Hormiguero de Pablo Motos o la Cope de Carlos Herrera. Mejor me guardo mis opiniones sobre estos programas. Lo que está claro es que ahí, cultura poca. En serio, no le busquéis el sentido. No lo tiene. Absolutamente todo el razonamiento es erróneo y está mal.

Si queremos que el cómic sea considerado un arte al igual que la literatura, la pintura, la escultura o la arquitectura (porque lo es), primero debemos respetarlo los que estamos aquí dentro. ¿Le vamos a exigir a alguien que se quedó en Mortadelo y Filemón que respete el medio si los que estamos dentro, ya sea como aficionados o autores, vamos soltando auténticas chorradas sin lógica ninguna o buscamos nuestro beneficio pese a lo reprochable y amoral que sería eso?

No es la primera vez que lo digo estos días, pero nunca viene mal repetirlo: somos un equipo; rememos todos en la misma dirección. No nos encabezonemos en conspiracione y boicots irreales. E intentemos ayudar y apoyar a la gente que trabaja en el medio. La honradez siempre tiene mayores recompensas, empezando por tener una conciencia limpia. No podemos pedir respeto a la industria si damos la imagen de tarados, de niños de patio de colegio o de interesados. Maduremos y seamos responsables, aunque no siempre sea fácil. Es un consejo que sirve tanto para que el mundo del cómic avance como para que la vida diaria mejore.

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