Spawn/Batman (1994) - Un Crossover Noventero entre Image y DC

Vamos a ponernos en precedentes: estamos en plenos años 90. Los chicos de oro de Marvel hace unos años que abandonaron La Casa de las Ideas para formar una editorial independiente: Image Comics. A excepción de Whilce Portacio, cada uno creó su propio sello. Recordemos que estamos en la época de los bolsillos, los pistolones, las cadenas, los dientes apretados, las posturas imposibles, la musculatura hipertrofiada a grados extremos y, seamos sinceros, un dibujo que ha envejecido muy mal. Pese a ello, en los 90 se vendían muchos tebeos por diferentes causas, como la especulación o la gran cantidad de portadas alternativas. Muchos pensaban que igual que se revalorizaron los primeros números de Superman, Batman o Capitán América, pasando a valer cientos de miles o, hasta millones, de dólares, lo mismo ocurriría con los cómics de aquella época. Se equivocaban y estas personas terminaron con trasteros llenos de páginas sin apenas valor.

Pero el motivo de las ventas no era lo que importaba, aunque el desconocimiento o ignorar aquello supuso una burbuja que llevó a la bancarrota a muchas editoriales. Lo importante es que estos chavales se hicieron millonarios. Un ejemplo es Todd McFarlane, el creador de Spawn. Desde el primer momento, este personaje entró en el top de ventas. Lo gracioso es que, 30 años después, Spawn sigue siendo uno de los títulos más comercializados en Estados Unidos. En 1997, Spawn también tuvo una película; aunque no es muy querida por la gente. El caso es que Spawn, por el motivo que sea, arrasa. Así que a McFarlane, que es un lince en los negocios y el dinero es su principal motivación, decidió firmar un acuerdo con DC Comics para lanzar el crossover Spawn/Batman, que sería lanzado simultáneamente por ambas editoriales. Para esta labor él mismo se encargaría del dibujo y los guiones los firmaría Frank Miller. Ahí es nada.

Este no iba a ser el único cruce entre ambos personajes, ya que ese mismo año se publicó Batman/Spawn: War Devil, de Alan Grant, Chuck Dixon, Doug Moench y Klaus Janson. Y recientemente llegó el tercero, bajo la batuta de Todd McFarlane y Greg Capullo. Estos tomos los publicará ECC en un formato muy discutido con un precio que ha levantado más ampollas. Un cartoné acolchado (con chapita) a 20€ cada uno por 64, 56 y 64 páginas respectivamente; o una edición de coleccionita de los tres por 60€. Algún día debería hablar de cómo el precio de mercado se nos ha ido de las manos y de cómo las excusas de la inflación, la pandemia o la guerra son solamente eso, excusas. Es cierto que ahora vivimos en una época de sobrecoste, pero algunos han aprovechado para meter mano de más y conseguir ganancias. Si la inflación es de un 7%, los tebeos han subido un 20%, por poner un ejemplo. De vergüenza. Pero mejor sigamos comentando la obra.

El argumento se reduce a Batman viajando a Nueva York en búsqueda de un arsenal de armas y robots que usan cabezas humanas decapitadas. Paralelamente tenemos a Al Simmons investigando a un extraño que secuestra a mendigos. Como el antihéroe le ajusticia, el murciélago lo confunde con un asesino y empiezan a pelearse, dejando a Bruce Wayne al borde de la muerte, por lo que Spawn decide parar y sanarle, mientras se mete en su cabeza para hacer una tregua ya que ambos quieren evitar esta barbarie. Finalmente hay más peleas, detienen un misil nuclear y cada uno toma su camino aunque manteniendo sus rencillas personales. Y fin. Básicamente todo se resume a una sucesión de puñetazos, patadas y violencia gratuita con un argumento muy básico, una villana sin aspiraciones ni desarrollado más allá de ser muy mala y ver a nuestros protagonistas crujiendo los dientes y diciendo frases de malotes. Además, al final del tebeo y a modo de despedida, Batman le clava un batarang en el rostro a Spawn. Esa herida la llevó durante decenas de números y en la serie regular nunca se explicó de donde surgió, solo se vió cómo el antihéroe se la cose.

Yo tengo la teoría conspirativa de que Frank Miller simplemente pasaba por ahí, le dieron unos buenos fajos de billetes para que su nombre apareciera ahí y poco más. Lo siento, soy incapaz de creer que el hombre que hizo esa brillante etapa en Daredevil, el Born Again, Elektra Asesina, Elektra Lives Again, The Dark Knight Returns, Batman: Año Uno o 300 escribiera esto. Más me encaja con Todd McFarlane, quien perpetró Spiderman: Tormento (el auténtico tormento es leer estos números). En cuanto al arte, pues lo que se puede esperar del bueno de Todd. Un claro estilo noventero, aunque siendo más agradable a la vista al cuidar un poco las proporciones y unas ilustraciones muy impresionantes pero con un pésimo sentido de la narrativa y de la composición.

Yo entiendo que a quien fuera un crío o un adolescente en esos años esto le tuvo que flipar, como se decía entonces. Pero es que aquí el argumento, cuando lo hay, es simple a más no poder, apenas hay desarrollado y el único interés que suscita esto es que seas muy fan de Spawn y Batman. Eso sí, al menos Todd consiguió su objetivo de hacerse un poquito más millonario.

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