Sobre los Influencers de Cómics

Soy consciente de que este texto podría levantar bastante polémica. Afortunadamente, como ya no estoy en Twitter, esto no lo leerá prácticamente nadie. Y yo me podré desahogar, que ese fue uno de los motivos que me llevaron a crear este blog. Hoy me gustaría hablar de los influencers de cómics. Reconozco que yo he escrito muchísimos artículos y reseñas en páginas webs muy importantes, que tengo hasta un podcast y durante un tiempo mantuve un canal de YouTube, el cual me dió bastante pereza continuar. ¡Hasta he recibido copias de prensa! Aún así, yo no me considero una influencer. No me veo capaz de influenciar (de ahí viene la palabra) a nadie. Ni tengo esa intención. Yo simplemente me considero una aficionada más que le gusta hablar de lo que lee y compra en su tienda habitual. Ni manejo números grandes ni es mi intención.

Así que partiendo de esta base, me gustaría reflexionar sobre aquellos que sí pueden ser catalogados de influencers de cómics. Repito: de cómics. Los que más de la mitad de su contenido se basa en películas o series no entran en esta categoría. Los tebeos son un  medio y la industria audiovisual es otro. Que a veces nos confundimos y pensamos que por algo tener superhéroes ya es cómic y no. Si no hay viñetas y dibujos no es un cómic. Por mucho que hables de todas las películas y series del UCM y bases tu contenido en ello, no eres un medio sobre el cómic.

Una de las cosas que me da mucha rabia de estos influencers es cuando te intentan vender que el último lanzamiento o formato es una maravilla, para que posteriormente, en unos cuantos meses nadie hable de ello. Por 2016-17, cuando empecé a escuchar podcasts y ver canales de YouTube, continuamente te hablaban del nuevo lanzamiento como si fuera un imprescindible. Y luego a los pocos días no se acordaba nadie. Que tampoco pasa nada por poner a parir y criticar alguna vez. O simplemente decir que te ha gustado porque te ha entretenido aunque no sea una maravilla. Que no todo va a ser una obra maestra, sino esa etiqueta perdería su sentido de ser. Y últimamente, viendo cómo están las dos grandes hoy en día, se nota aún más. Si me quieres decir que cada mes se producen decenas de imprescindibles, adelante. Pero que no cuela.

Luego están los gafapastas. Aquellos que tienen que demostrar sus conocimientos enciclopédicos diciendo que lo mejor del año son tebeos que casi nadie ha oído hablar de ellos, publicados por editoriales que apenas nos suenan y que se han comprado unos 20 usuarios de Whakoom. Vale que Whakoom no sirve como medida objetiva, pero te puedes hacer una idea. Si una grapa cualquiera en su primer mes la compran 600 usuarios y esa novela gráfica iraní tan solo 9 en todo el año, pues está claro que muy conocida no es. Y yo soy la primera que defiende que a veces se encuentran joyitas ocultas donde menos te las esperas. Pero que todos los años todas las selecciones sean este tipo de tebeos, canta bastante. Que me parece muy bien que te haya gustado y que des a conocer cosas nuevas y desconocidas. Pero oye, que ya se nota que lo haces con ciertas intenciones de superioridad moral. Y alguna vez lees esos tebeos y algunos tampoco es que mejoren las series más conocidas y queridas. Pero si tú con esa superioridad moral te crees mejor, adelante. A mi autoestima como lectora no le vas a hacer ningún daño.

Luego, obviamente, no todo va a ser malo. Hay mucha gente talentosa, que habla o escribe de forma imparcial y que no va detrás de la última moda (ejem, películas) para conseguir clicks. Personas que tienen amor por el cómic y que son sinceros. Que si algo lo ven mal, lo critican. Y lo más importante, que hacen esto por pasión. Es más, voy a decir algo: yo en estos años he tenido encontronazos con gente por Internet. Pero a la hora de juzgar contenido, sí puedo dejar a un lado esos insultos y ese acoso, y dejar de juzgarles como personas y valorarles de forma objetiva como divulgadores. Obviamente, me siento más cómoda oyendo o leyendo a quienes no me han dedicado ataques personales. Pero al final, Internet es como un patio de colegio. Muchos gritos, mucha inmadurez pero luego nada. Perro ladrador, poco mordedor. Aún así, sí aportan y ayudan a crear afición y a intentar mejorar la industria. A esos, independientemente de lo que hayamos tenido en el pasado (salvo que hayas intentado enfrentarnos a mi novio y a mí, con eso te ganas mi odio eterno), mi más sincera enhorabuena. Gracias por no venderte, gracias por crear contenido, gracias por ser sincero y gracias por hablar sin intereses ocultos. Da igual si te consideras influencer (aunque cuidadito con el ego si te autodenominas así), divulgador o un simple aficionado: sigue creando contenido de calidad.

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